martes, enero 29, 2008

Los tiras y aflojes del concepto mesada

Por Augusto Scarella
Condensado para LND.

Con la boca esbozando un coqueto puchero y los ojos brillantes por la emoción de estar haciendo la mas correcta y acotada presentación de su causa, la musa inspiradora de mis actuales días comete el error primario. Ese que destruye la -hasta ese minuto- bien levantada tesis : "muchas de mis amigas reciben mesada, no veo porqué tú te resistes a darla".

Que diantres me importa a mi que fulanito y zutanita hayan acordado particionar -curiosamente- el sueldo de solo él; o que mengano y compañía se hagan swinger o que los de más allá se hagan zumbar a correazos en el poto mutuamente.

Cada oveja con su pareja, reza un antiguo dicho. El mismo, nos delimita que cada quién deberá regirse por lo que juzgue prudente, y en el caso de una pareja, en lo que ambos decidan.

Por ello es que el tema de la mesada. -suma de dinero entregada como "sueldo" a generalmente quienes no poseen o no puedan trabajar remuneradamente por parte de sus progenitores o parejas- si es ajustado a la situación particular de cada unión; podría ser conversable.

Entendiendo que cada ser humano, inserto en la consumista sociedad actual, requiere de ciertos gastos, justificados o no, a los que necesita poder acceder para satisfacer sus necesidades. Es cierto asimismo, que las mujeres, en un país con ciertos resabios machistas como el nuestro, se ven rebajadas a la indigna situación de pedir dinero para comprar ropa interior u otros inexplicables -para nosotros los machos- artilugios que solo agradecemos al momento que ellas decidan abrirnos la llave del tesoro que portan y que tan diestramente manejan. Ya quisiera Metrogas ese expertize.

Lo extraño aparece en el horizonte del entedimiento, cuando esa petición la efectúa una ladina y ronroneante gata que recorre la capital haciendo su pega. No hará las lucas que ella entiende como su pago justo (y quién si) pero vive, más no en paz.

La petición de mesada cayó de improviso. Cual misil en tierra santa disparado desde el otro lado en una apacible tarde de verano y tras -por supuesto- un regado almuerzo campestre. La estrategia escénica se adobó con una inusitada perorata de corte socialista en torno al bien común, que lejos de conocer la doctrina ni menos los fines de esa corriente política, me dejó convencido que yo gano lo que gano por error y debo subsanarlo con una acción que me dignifique.............

Tan explosiva y diseñada estrategia obtuvo en mí, tras cambiar el acaramelado ron por solo gaseosa, (sin advertencia de mi contraparte quién convencida de mi embriaguez, continuó su aniquilamento de la precaria voluntad restante), la fórmula exacta que acompañaría mi total negativa: "mesada? te crees mi hija?, Si es así, pues anda a cambiarte esa ropa, ponte tu pijama y acuéstate en tu pieza porque estas castigada".

La irónica respuesta, entregada ante un tribunal pleno, compuesto por su familia y amigos, selló la suerte de tamaña petición; la audiencia estalló en carcajadas, las cuales a manera de fallo, sepultaron el requerimiento presentado.

Existen casos y casos, jurisprudencia en ellos no es aplicable, pues cada pareja tiene sus reglas y know how, (saber hacer) parrafraseando el profesor de Tópicos de Empresa que tuve en la Universidad.

Pero pareciera que con el verano, las estrategias del club de Lulu se afinan buscando con ello afilar la punta de la lanza que porta las acaloradas creaciones para la temporada 2008.

Mesada es un amplio término que puede ser satisfecho de múltiples maneras acordes a la pareja que desee implementarlas. Lo importante es, que como en todo orden de cosas, exista consenso en aplicarlas.

Mientras tanto, nada impide efectuar un regalo, o una simbólica atención sino se tiene presupuesto y convencer a las siempre insatisfechas estrategas del marketing personal que son igual de hermosas, pese a que de tiempo en tiempo, insistan en alguna nueva ocurrencia y con ella, me den alimento para mis columnas.

miércoles, enero 09, 2008



Verano hot

Por Augusto Scarella Arce

Cuando los calores arrecian, en Chile la ropa se aliviana o se elimina, tal como hemos visto en los últimos días en algunas portadas.

Además, se modifican equipos de trabajo para el segundo tiempo, se renuncia a partidos, se hacen hoyos (hasta marzo en las condes), se suben combustibles, se devalúa el dólar. Todo bajo temperaturas elevadas.

Nadie alega mucho por lo mismo. El calor nos adormece y con ello, nuestras reacciones son más lentas, menos activas, dejamos hacer. Si hasta algunos “bachi-ministros” ayer en Valparaíso alertados de su necesaria presencia en la capital, volvieron respetando hasta la última señal de tránsito para acudir a la señal emitida por la “bachicueva”. Solo uno de los llamados, hubo de ocupar -no sus alas de murciélago- sino un helicóptero verde (y no era del avispón), puesto porfiaba en mantenerse cerca del mar y era nada menos quién debía tramitar los recientes nombramientos.

Nuestra mente está, consiente o no, mirando lánguidamente hacia la costa, sinónimo de asueto, añorando y envidiando a los que ya gozan de un merecido descanso en estos días.

¿Y nos preguntamos porqué la producción baja? Conozco por ahí ejemplos como el de cierta avecilla que se levanta temprano en la mañana y luego de sudar y hacer sudar, queda a disposición de Morfeo y Baco el resto de la jornada, más no de Afrodita, la diosa de la lujuria, lo cual podría poner interesante el creciente tedio, ¿No?. Todo ello con cargo a la "espera" de las ansiadas -y por cierto justificadas- vacaciones aplazadas, en su caso, por años.

Como ella, muchos chilenos se toman su tiempo en estos días de altas temperaturas. Nadie responde con premura el teléfono y nos da lo mismo llegar atrasados en el famoso Transantiago. Las cuentas se pagarán mañana si alcanzamos y sino será pasado.

Este aroma a provincia relajada nos invade año tras año en estas fechas. Santiago parece estancarse desde las fiestas de fin de año y hasta inicios de Marzo, donde el rodaje comienza locamente a funcionar nuevamente.

Mientras tanto, descanso y relajo esperan a los unos y los otros, en cualquier paraje que no sea esta ciudad atiborrada de reglas, vías exclusivas y desvíos de tránsito.

El verano nos espera. Hot, en el caso de este año en Santiago, solo nos despierta para admirar indumentarias osadas, experimentos nudistas o una que otra desavenencia menor, producto de lo que he denominado como MTL (mucho tiempo libre) que hace trabajar la mente innecesariamente en cosas innecesarias con resultados igual de innecesarios.