sábado, agosto 02, 2008


¿ES POSIBLE UN CAMBIO EN LAS PERSONAS?


Una chaitenina erupción del señor corazón, que la señora mente argumenta


Por Augusto Scarella Arce

Worldpress Correspondant


Con el señor corazón acongojado por la deslavada verdad que me enseña, me siento ante esta pantalla a divagar sencillamente, espacio virtual designado a ser nuestro derecho a réplica en una vertiginosa sociedad que no deja mucho espacio para las contemplaciones.


Pueden cambiar las personas? Eso es materia de estudio permanente para aquellos que tengan que ver con la recuperación social de aquellos que han sido materia de resolución jurídica por algún acto reñido por las leyes condicionantes de nuestro actuar.


En esencia, debemos creerlo. De otro modo, la numerosa data existente de casos de reinserción, estaría fallida y deberíamos ponernos a repensar la metodología investigativa existente; repetitiva y probada al respecto.


Pero en esto de las relaciones sentimentales, tema recurrente y objeto de mis actuales divagaciones virtuales, pareciera que la empírica cede espacio a las especiales consideraciones que se deben tener cuando el señor corazón manda y la señora mente; calla.


Cambios en la esencia de como amar son difíciles de adoptar. El sentimiento nos domina y omnubila toda capacidad de crítica que nuestro ser amado nos presente y nosotros mismos, hayamos determinado como posible de ser aceptada.


El amar proviene del señor corazón, ingobernable hasta para los infartos. Ajeno a toda consideración personal o del mejor de los amigos consejeros insufribles, dictatorialmente decide lo que la boca dice, pese a las consideraciones que la señora mente exponga como asesoría inútil como ella sabe, cuando el motor de la vida ha designado un curso de acción.


La noche estaba fría. Presagio de una tormenta que caería rato después, para acompañarse con una especialmente persistente lluvia que ya la querría un productor holliwondense para marcar a fuego el momento expectante.


El calor del ambiente disentía con la fría conversación motivada por los resabios de situaciones pasadas, que infructuosamente trataban de ser sobrellevadas.


Y sobrevino la erupción. Atacando los valores de uno y los hechos del otro, ambos contertulios entraron en el espiral sin retorno de una crisis donde la diplomacia ha puesto sus maletas en el avión y las fuerzas han entrado a la movilización previa al combate.


Como la cordura prima en la señora mente siempre, impuso su posición ante el señor corazón, recurriendo al retiro de la mesa de negociación, quedando la conversación estancada y la posterior rotura de relaciones, consecuencia de la opción del momento.


Luego del esperado análisis controlador de daños, queda en la boca, aguada por la lluvia selladora de la jornada, la sensación de que las partes sostienen su postura y que ésta es infranqueable, lo que aconseja por el bien unitario de los entes comprometidos, un término de proyecto.


Y queda la pregunta sin resolver. Pueden las personas cambiar? Tiene eso algo que ver con la edad o la experiencia?


Creo que ello es motivo de un paradigma diseñado para la ocasión. Las personas no cambian. Solo se potencian o neutralizan ante algo tan fuerte como el sentimiento. Ese que hace olvidar, sobrepasar, obviar, consensuar.


Y como en el caso presente ello no parece opción, es preferible liberar el sentimiento y dejar actuar a la señora mente, ávida de dominio y seguir simplemente, existiendo.


Hasta que el señor corazón, no disponga lo contrario...............


Un saludo a los amantes, de corazón.


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